Rueda de prensa de la compañía Landetxa del Alarde Público
Irun, 5 de julio de 2013
La compañía Landetxa quiere denunciar el comportamiento agresivo que hemos tenido que soportar durante los últimos alardes, así como los ataques sufridos nuevamente este mismo año. Queremos denunciar que la violencia que hemos soportado estos años y estos días es una violencia de género, es decir, una violencia que fundamenta un sistema en el que las relaciones entre hombres y mujeres están desequilibradas.
Esta violencia la hemos vivido no sólo el día de San Marcial, sino también en los ensayos. En uno de ellos un conductor ignoró la señal de detenerse que le hizo nuestro capitán, continuó su marcha sin reducir la velocidad obligándonos a apartarnos bruscamente ante el riesgo de ser atropellados.
Y el día 30, San Marcial, después de diecisiete años, tuvimos que soportar de nuevo los incidentes de la calle Mayor: violencia física, psicológica , oral, simbólica y estructural (1). Algunas personas arrojaron sus bebidas sobre los miembros de nuestra compañía y en el altercado que siguió, varias personas resultaron golpeadas. Soportamos, por tanto, violencia física – “un hecho que pone en peligro o perjudica la seguridad física de la víctima de manera no accidental”.
La compañía tuvo que bajar entre gritos e insultos y, aunque también hubo abundantes aplausos, soportamos amenazas, menosprecios y gestos insultantes. No se trata de otra cosa sino de violencia psicológica, emocional y verbal – “Aquella que pone en peligro o perjudica la integridad psicológica de la víctima de modo no accidental”.
Lo peor, con todo, no es la propia violencia, sino la impunidad con la que actuan los y las atacantes, quienes se sienten protegid@ por las fuerzas de seguridad agrediendo indiscriminadamente a cualquier participante o partidario del alarde igualitario, ya sea éste, mujer, hombre, adulto o niño. Además, los que deben garantizar el orden público se quedan mirando a quienes lo vulneran, pero dejan sin defensa a aquellos a quienes deberían proteger. Las instituciones , por lo tanto, aceptan, protegen y fortalecen la violencia.
Tanto las instituciones, como la ertzaintza, o algunos medios de comunicación callan o ignoran estos hechos. ¿Por qué nadie quiere ver lo que ocurre en la calle Mayor año tras año? Tanto las autoridades como los medios acuden a la ciudad por la mañana, en la radio y en la televisión , así como en la prensa del dia siguiente, se habla de dos alardes que transcurren con “normalidad” . ¿Acaso lo que ocurre en la calle Mayor es un hecho aislado, excepcional? ¿A quién interesa que se difunda que “todo ha salido muy bien”?
Los sucesos de la calle Mayor no son sino la punta del iceberg de algo que permanece oculto: si la violencia muestra allí su cara más descarnada, podemos estar segur@s de que, por debajo, en la oscuridad, están las estructuras que permiten esa violencia. Siendo esto así, pedimos a los agentes sociales e instituciones que tomen medidas para que los responsables del Departamento de Interior garanticen nuestra seguridad y la de todas aquellas personas que vienen a vernos.
Al Gobierno Vasco y especialmente a Emakunde, que interprete lo que ocurre en el alarde como violencia de género y actúe en su contra. Y, sobre todo, pedimos al alcalde de Irún, José Antonio Santano, quien se llena la boca con palabras como respeto y convivencia, que abra los ojos y vea lo que ocurre en la calle Mayor de su ciudad.
Lo que pedimos, en última instancia, es poder vivir en igualdad. Y poder hacer algo hasta ahora inédito debido a la violencia tanto real como simbólica: acabar nuestro alarde con tranquilidad. Lo que pedimos es poder entrar en la plaza de San Juan, no como el pasado domingo, con las filas deshechas, la música acallada y sin resuello, sino con toda dignidad.
Nosotr@s somos los partidarios de la igualdad, quienes reivindicamos el igual valor de mujeres y hombres, quienes queremos edificar un nuevo sistema de género sin violencia. Y la obligación de las instituciones es cumplir sus propias leyes, sus propios protocolos, sus propias promesas hasta que se hagan realidad.
Por último queremos agradecer el apoyo de todas las personas que año tras año con sus aplausos y ánimos defienden el alarde igualitario.
* Según la definición incluida en el artículo 50 de la Ley de 18 de febrero 4/2005 de Igualdad entre mujeres y hombres y según la Comisión de seguimiento del acuerdo interinstitucional