Por dónde empezar después de veinte años
02 / 07 / 2016 (Berria)
Olatz Perez Nava - Irakaslea
Por dónde empezar. Por dónde empezar una carta que no quiere otra cosa que recuperar gestos amables del público que observa, del público que espera, del público que vibra, de ese público que está de fiesta.
Han pasado 20 años desde que todo cambió. Desde que unas primeras mujeres decidiesen participar, junto con algunos de sus amigos en el Alarde Municipal de Irun. Sí municipal. ¿Y por qué no? me preguntaba desde la cuesta San Marcial, esperando a que se iniciase la arrancada a mis 17 años. Tenemos el mismo derecho que nuestros padres, tíos, amigos, hermanos a disfrutar de nuestra fiesta desde dentro, de esa fiesta que siempre hemos conocido. Algo cambiará sí, por supuesto, como tradición, se adecuará a los nuevos tiempos, será más justa y equitativa con sus ciudadanos y ciudadanas, dará más brillo a una fiesta que yo pensaba que lo tenía todo, que no le faltaba de nada. Pero ellas me enseñaron que sí, que todo se puede mejorar. Que en realidad había cosas que debían de cambiar. Que la mujer se merecía estar representada en la fiesta de este pueblo de otras muchas maneras y no únicamente como cantinera. Que ello enriquecería una fiesta ya de por sí inclusiva.
Pero nos dijeron que no, que eso no podía ser, nos vetaron ese espacio mediante insultos, calumnias, piedras, vejaciones, malas caras, faltas de respeto, agresiones, gritos. Nos dijeron que ese lugar nunca sería nuestro, porque les pertenecía a ellos, a los hombres. Y con ese no, nos enseñaron algo que nunca pensábamos encontrar en nuestra ciudad, la condena al ostracismo, el arrinconamiento, el ninguneo más absoluto por el mero hecho de ser una mujer que creía que con la conquista de sus derechos ganaba todo el pueblo, ganaba Irun.
Veinte años han pasado y seguimos igual, porque no nos engañemos, los gritos, las tensiones, el dar la espalda, el no saludar, el insultar sigue caminando a sus anchas estos días de fiesta. Y yo me pregunto: ¿a quién le corresponde gestionar esto? ¿Quién es el máximo responsable de que un pueblo viva la fiesta de esta penosa e irrespetuosa manera? ¿Quién es el máximo responsable de que hoy todavía me miren como ese desprecio propio de alguien a quien he herido en lo más profundo? ¿Quién es el responsable de que me sigan hoy echando a la hoguera? Usted, señor alcalde de Irun. Siento decirle que no ha estado a la altura de las circunstancias que el pueblo de Irún y sus fiestas se merecía. Usted, que sigue sin salir al balcón del Ayuntamiento a recibir al Alarde igualitario, que es el primero que nos ha ninguneado a una parte importante de mujeres y hombres de esta ciudad. ¿Qué lección está dando al pueblo? ¿Qué nos ha enseñado? Que la convivencia entre los ciudadanos y ciudadanas de este pueblo pasa a un segundo plano cuando de votos se trata. Que el respeto a los derechos que las mujeres van conquistando a lo largo de la historia no es para usted algo a tener en cuenta, sino más bien todo lo contrario. Una vez más está contribuyendo a que esa conquista deba hacerse a base de sufrimiento y lucha. Porque no quiero equivocar a nadie, yo no busqué esto, nunca habría pensado que me encontraría en una situación así en mi propio pueblo, donde he tenido que armarme de valor en unas ocasiones y llorar en otras para seguir adelante en esta situación de confrontación, que en mi vida me hubiese imaginado encontrar por una razón como esta.
Pero así ha sido, y he aprendido mucho en el camino. He aprendido a desfilar con orgullo y con la cabeza bien alta. He aprendido que queda mucho trabajo por hacer, que tenemos pendiente que las nuevas generaciones disfruten de un alarde igualitario en paz y alegría donde todos vibremos al son de la misma música. Y sepa una cosa, que no pararemos hasta conseguirlo, porque la calle es de todos y todas, porque esta ciudad y estas fiestas también son nuestras. Porque todos y todas las ciudadanas de Irun nos lo merecemos. Piense usted, señor alcalde, después de veinte años, por dónde empezar.