No hay vuelta atrás: en el alarde está garantizada la presencia de la mujer
Entrevista realizada por "Berria" y traducida para la web. Noticia original en euskera
28 / 06 / 2014
Este año también habrá dos alardes en las fiestas de Irun. Landa cree que estos últimos años se ha relajado el ambiente, pero aún ve lejos la solución. Ha pedido medidas contra los incidentes de la tarde.
Maite Asensio Lozanoz
Fiesta, tranquilidad, disfrute y respeto son las palabras que más ha mencionado Inma Landa Olaizola (Donostia, 1959) ha sido elegida general del alarde para cuatro años: conducirá el recorrido de hombres y mujeres, este año con una compañía más; por tanto. El lunes a partir de las 10:20 desfilarán 11 unidades.
Llevas diez años participando en el alarde. ¿Notas diferencias?
El cambio es enorme. No solo en comparación con los comienzos, que fueron traumáticos, con rupturas familiares incluidas. En estos últimos diez años también ha cambiado el ambiente en la calle: hay más respeto. Hemos ido creciendo, ahora salimos más de 1.300 personas, unos miembros de la misma familia salen en un alarde y otros en otro y consiguen pasar las fiestas en unión. Sin embargo, las posiciones políticas no han evolucionado, siguen estando en el mismo sitio: no quieren debatir, ni siquiera mantener ningún tipo de relación...
¿Hay debate en la sociedad?
Sí, y creo que la gente se ha dado cuenta de que esto no tiene vuelta atrás: la presencia de las mujeres está garantizada. El año que viene cumplimos 20 años; entre tanto se han incorporados chicas que lo han conocido desde pequeñas la posibilidad de participar como quieran: de espectadoras, de cantinera, de soldado, a caballo...
Siempre se ha dicho que es difícil entender desde fuera el conflicto de los alardes. ¿Tú entiende a quienes se oponen a la participación de las mujeres?
Yo no puedo entenderlo. En la actualidad el discurso que niega la participación femenina está acabado. Sí, apelan a la tradición; ¿pero qué es la tradición? La tradición ha ido variando, y en el alarde también: hoy no se hacen cosas que se hacían hace 40 años. Este es otro cambio, pero no lo aceptan.
¿Un ambiente más tranquilo ayuda a atraer gente?
Sí. Durante unos años daba miedo participar en el alarde, incluso aplaudir desde las aceras: tenías que aguantar de todo. En la actualidad, durante los ensayos e incluso en la celebración del alarde no hay ningún conflicto. El mayor problema lo tenemos en la Calle Mayor, a la tarde: son unas 20 ó 30 personas que se ponen siempre en el mismo sitio y arrojan cubitos de hielo, vasos, dicen de todo, el año pasado también agredieron... y tenemos que acabar con eso. Es vergonzoso para todo el mundo. Los y las más jóvenes realizan ese trayecto con miedo y con nerviosismo, porque aunque no haya agresión física es muy fuerte lo que tienen que oír.
¿Se han normalizado esos ataques?
Se han convertido en costumbre. Están ahí con total impunidad; nunca se han tomado medidas para impedirlo. Lo más triste es la versión del alcalde: que se han realizado dos alardes con normalidad, silenciando lo ocurrido.
¿Ves cercana la solución?
Es penoso que en una localidad haya dos bandos. Veo lejos la unificación de los dos alardes, porque la otra parte no tiene intención de sentarse. Nuestra intención es seguir creciendo de número, hacerlo cada vez mejor, porque somos el alarde público. También hay que abrir camino desde otros ámbitos; por ejemplo, desde el ayuntamiento: si en una localidad hay un problema de convivencia, es el ayuntamiento quien ha de hacer labor pedagógica. El alcalde debería gestionar el alarde público, pero ni siquiera lo recibe, y al privado, sí.
En marzo las Juventudes Socialistas os dieron el premio a la igualdad. ¿Fue un mensaje para el alcalde?
Así lo entendí yo, como un aviso. Este año desfilará en nuestro alarde gente de su partido, pero él sigue en su misma postura.
¿Os satisfaría ver que continúan desfilando dos alardes sin conflictos?
Eso es lo de menos: tiene que haber respeto. Hoy día hay dos maneras de vivir la fiesta: debería haber al menos un modo de acordar horarios y recorridos, pero nos los impone el departamento de Seguridad. De todos modos, el fin último es que solo haya un alarde para toda la ciudadanía. Tenemos claro que no hay vuelta atrás: el alarde mixto no desaparecerá, somos el alarde público.