Desfilar, un sueño de infancia hecho realidad
28 / 06 / 2008
Cinco mujeres comparten sus vivencias en el Alarde, ayer y hoy
DV. Poder participar en el desfile del Alarde era un sueño con el que habían fantaseado desde niñas. Cuando los pífanos y tambores discurrían por su lado, no podían evitar preguntar a sus madres por qué "esos señores" podían salir todos los años en el desfile y ellas no. "No lo entendía", decía Mari Carmen Serrano, cantinera de Uranzu en 1975. "En una ocasión, siendo adolescente, llegué a vestirme con el traje de soldado para acompañar a mi padre, que entonces solía salir en la compañía de Bidasoa. Me dijo que no le metiera en jaleos".
Mari Carmen soñaba, cada 30 de junio, con poder desfilar en el Alarde. Lo hacía cuando peinaba a las mujeres que ese año habían sido elegidas cantineras y también cuando su aita terminaba de vestirse para salir a desfilar. 'Tal vez algún día te elijan a ti', era lo que le decía su madre. "Yo le respondía que aquel que salía con el tambor desfilara también un año y el resto de su vida se quedase en las aceras viendo el desfile", comentaba Mari Carmen.
De cara al futuro
Y Mari Carmen fue elegida cantinera de Uranzu y disfrutó de cada instante vivido aquel 30 de junio de 1975. También tuvieron la ocasión de vivir el Alarde desde dentro Marina Goienetxea (Ama Shantalen, 1948), Gloria Mujika (Ama Shantalen, 1955), Karmele Egüés (Behobia, 1970) y Maite Cuñado (Real Unión, 1967), y las cinco se quedaron con ganas de volver a repetir experiencia.
"¿Pero cómo íbamos a hacerlo en nuestra época, si incluso llevar pantalones o ir solas a tomar un café estaba mal visto?", comentaban Marina, Karmele y Gloria. "Hubo mujeres que se atrevieron y hoy se ve como algo completamente normal. Por eso, confiamos en que un día volvamos a ver un Alarde único y que cualquier irundarra pueda participar sin importar su raza, género o ideología".
Estas cinco mujeres que en su día participaron en el Alarde como cantineras, participan hoy en el desfile público. Algunas lo hacen de forma activa, marchando con sus txilibitos y tambores, y otras lo hacen desde las aceras, animando a sus familiares y seres queridos. "No tiene nada que ver lo que se siente al salir desfilando, que al presenciar el Alarde desde las aceras", decía Karmele. "Es importante tener a gente apoyándonos desde fuera, pero vivirlo desde dentro es indescriptible".
Estas cinco mujeres reconocían que "la ilusión por salir en el Alarde ha existido siempre, porque lo que siente una cantinera en un momento concreto no representa lo que yo pueda sentir"».Todas esperan que en un futuro vuelva a haber "un solo Alarde en el que nuestras nietas puedan salir de lo que quieran; de cantinera, de hachero, de tambor... de lo que ellas deseen", indicaba Maite.
Mari Carmen, Marina, Karmele, Gloria y Maite esperan ilusionadas la llegada del próximo lunes, lo tienen ya todo listo. "Lo nuestro y lo de toda la familia", apostillaba Maite.