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Entrega del Premio Emakunde a la Igualdad

24 / 04 / 2012

El 24 de abril de 2012, en el Palacio de Congresos del Kursaal de Donostia, ha sido entregado el Premio Emakunde a la Igualdad al Alarde Igualitario de San Marcial de Irun y la Compañía Jaizkibel de Hondarribia.

El acto comenzó en el Boulevard donostiarra, cuando una pequeña representación de los alardes de Irun y Hondarribia desfilaron con los sonidos de txilibitos y tambores acompañados de numeroso público.

Se dirigieron al palacio de congresos donde les estaba esperando la directora de Emakunde, María Silvestre, la consejera de Justicia, Idoia Mendia, así como el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, la presidenta de Juntas Generales, Lohitzune Txarola, la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, la portavoz socialista en las Juntas, Rafaela Romero, el Ararteko, Iñigo Lamarca, o el concejal del PNV en el Ayuntamiento de Irun José Corchón.

El premio fue recogido por Txaro Arribas, representante del Alarde Público de Irun y Anabel Salinas, de la compañía Jaizkibel.

Fotos

Video de la entrega del premio

Discurso leído por Txaro Arribas, en nombre del Alarde Público de Irun, tras recoger el premio.

Arratsalde on denori. Buenas tardes a todas y a todos:

Muchas gracias a Emakunde por este premio que nos habéis concedido. Sabemos que no ha sido cómodo ni fácil, por eso lo agradecemos especialmente, por eso y porque nosotros, todas las mujeres y hombres que hemos estado comprometidos con esta reivindicación, lo necesitábamos, lo necesitamos, porque son muchos años de un trabajo duro y desigual, en el que hemos vivido el rechazo social y la intransigencia, ha sido duro en lo social y también en lo personal.

Nos gustaría que este premio y esta ocasión, fuese también un momento para el reconocimiento entre las mujeres y hombres que hemos puesto tanto en esta reivindicación. Todos nosotros hemos sido generosos en la dedicación a esta causa, quitando tiempo a nuestras vidas, nuestras familias, nuestros trabajos.

Este premio que yo recojo en nombre de este movimiento pertenece a muchas personas y con ellas lo queremos compartir. En primer lugar les pertenece a nuestras compañeras, Amaia, Maite e Ilune que estuvieron desde el primer momento con nosotros y que nos dejaron hace algún tiempo.

También es de las cientos, y ya algunas miles de personas que han hecho el Alarde en todos estos años y también de las que nos han apoyado y aplaudido desde las aceras, cuando hacerlo no resultaba fácil. Es de las personas que han estado con nosotros a lo largo de estos 16 años pero también de las que han estado un día, de las que nos han apoyado con su presencia y también de las que lo han hecho con la palabra, de las que se han atrevido a dar el paso de hacer el Alarde y de las que hubiesen querido atreverse a hacerlo.

Este premio por último, lo queremos compartir también con nuestros amigos y nuestras familias que a veces intentaron hacernos desistir, pero siempre nos han arropado, nos han alentado, nos han apoyado y también nos han sufrido a lo largo de todos estos años.

No quiero olvidarme de los hombres. Y no quiero olvidarme de ellos, porque siendo esta una reivindicación que nos afecta a las mujeres, desde el año 96 hemos tenido a muchos hombres que han hecho suya esta reclamación y han considerado que una fiesta donde se excluye a las mujeres, deja de ser una fiesta, y han trabajado codo a codo con nosotras para conseguir que ese privilegio con el que contaban por ser hombres, se convirtiese en un derecho para todas las personas sin distinción de género.

Nos han preguntado muchas veces cómo fuimos tan atrevidas de meternos en este fabuloso lío, y siempre respondo igual. No teníamos ni idea de lo que se nos venía encima. En un primer momento no fuimos valientes, valientes tuvimos que ser después, cuando tuvimos que hacer frente a las consecuencias del paso que habíamos dado.

En un primer momento fuimos ingenuas, atrevidas, un tanto inconscientes y jóvenes, 16 años más jóvenes que ahora. Pensábamos que teníamos la razón y también la ley de nuestra parte y desconsideramos las fuerzas que teníamos en contra.

En esta larga travesía hemos aprendido unas cuantas cosas.

La primera, que no basta con tener la razón. Ni tampoco la ley a favor. Las leyes hay que hacerlas cumplir, y es muy difícil convencer a alguien que no quiere ser convencido y se niega a reconocerte como parte y como interlocutor.

Aprendimos que teníamos que demostrar la legitimidad de nuestra reivindicación ante interlocutores llenos de prejuicios e ideas preconcebidas. La primera de ellas que nuestra voluntad no era participar en el Alarde, sino acabar con él.

También aprendimos que nunca hay conflictos pequeños, que todos, hasta los más insignificantes, tienen un montón de aristas, y que en este se escondían intereses políticos, sociales, personales, de poder, de estatus… Y que por tratarse de una tradición con gran arraigo, iba a mover en las personas un montón de sentimientos y emociones ligadas a la fiesta y a la vivencia de los ritos y tradiciones que tienen relación con nuestro ser más íntimo, nuestra identidad, nuestros recuerdos, nuestra infancia… En definitiva, que nos enfrentábamos a un problema muy delicado, y que hacía falta mucha inteligencia, audacia y generosidad para llevar este barco a buen puerto.

Y una de las lecciones más importantes, si no la más importante que hemos aprendido, es que en los procesos de cambios y especialmente cambios sociales que atañen a los derechos de una minoría, es fundamental y determinante la implicación y el compromiso de las instituciones, porque ellas tiene la obligación de velar por el cumplimento de la ley. Porque tienen los medios, para abrir caminos que faciliten y ayuden al cambio, la convivencia el entendimiento y el respeto entre las partes, porque cuando las instituciones hacen dejación o abandonan sus obligaciones, cuando no lideran la resolución de un conflicto social- y dejan de ser un referente para el conjunto de la población, son los sectores más intransigentes, los que imponen su lógica de estigmatización y acoso a esas minorías.

Porque la institución, en este caso la municipal, nunca puede ponerse al margen de un conflicto que fractura, divide y rompe la convivencia en su ciudad.

Ahora un pequeño reconocimiento si no de éxitos, sí de esfuerzos serían:

Que esta reclamación ha supuesto una pequeña revolución para nuestra ciudad, y el debate sobre la igualdad ha llegado a las familias, las escuelas, oficinas, fábricas, cuadrillas, y ello ha obligado a cientos de mujeres a posicionarse públicamente con gestos y decisiones que requieren de gran valor en lo cotidiano.

Que hoy tenemos un Alarde en el que participan más de 1000 personas, y que grandes sectores de la población nos ven con respeto o franca simpatía habiéndose rebajado en gran medida la tensión y la crispación social.

También tenemos en nuestro haber, que un colectivo de personas de una gran pluralidad y procedencias muy dispares, que hace 16 años éramos unos perfectos desconocidos, hayamos conseguido a lo largo de todo este tiempo trabajar juntos, respetarnos, y hasta querernos, hacer una piña que nos ha permitido sortear las muchas dificultades que nos hemos ido encontrando en nuestro afán de organizar un Alarde para todos y todas.

¿Y qué hay del futuro?

Nos gustaría que el Ayuntamiento se comprometiera con la organización de un Alarde municipal para toda la ciudadanía sin exclusiones, dejando atrás este tiempo de dos Alardes, el mixto y otro privado que sigue sin permitir la participación a las mujeres.

Entre tanto, nosotros seguiremos trabajando para que el Alarde que organizamos con el apoyo de Emakunde y de la Diputación de Gipuzkoa, se pueda seguir realizando, que siga siendo un referente en nuestra ciudad de cómo se puede celebrar un Alarde no discriminatorio, que además resulte participativo, festivo, gozoso y emocionante.

Y por último, que vayamos avanzando y dando pasos, en el cierre de la fractura social que se ha producido como consecuencia de esta reivindicación. Una fractura social que nosotros no hemos querido y que nos entristece profundamente. Para ello hacen falta gestos e iniciativas que ayuden al respeto y reconocimiento mutuos.

Solo me queda reiterar nuevamente nuestro agradecimiento a Emakunde así como a todas las personas amigas que hoy nos habéis querido acompañar en la recogida de este premio.

Agur, Eskerrik asko.

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Discurso de María Silvestre (Directora de Emakunde) en la entrega del premio .pdf

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